“No tengo lugar” me dijo. “No lo encuentro, hiciste de mí otra frase, un mural nuevo”. Yo miré todo y entendí, llorándola de bonita: se había terminado la época de las palabras lindas. Cuántas veces me pregunté qué fue de su vida; cuando cierra la puerta y se desliza entre los muebles mientras entra, para no despertar a su familia, camina por las sombras, llega y se sienta en la cama, desde esa vez en su pieza hasta hoy, que ahí sigue estando, ¿habrá olvidado que ninguno de los dos es ya un extraño? Al final, siempre fuimos como la gente, buscando repetir, preguntando lo que se conoce... Pero tus tardes, no van a volver más tarde a la noche, y tu noche, no va a acostarse conmigo siempre, y tus párpados, que cuando los hago reír se achinan, no son eternos, son carne, piel con parte de niña. Desde esa vez en su pieza... ¿habrá olvidado que ninguno de los dos es ya un extraño? No vengo a pedirte que vengas a dormir. No vengo a hablarte lo que hice en todo mi día. Ahora sé que estar ahí arriba es sólo un juego que ya gané mil veces, y el premio era todo esto. Esto. El acantilado, al fin captando, aunque tu luna siga dando, es único cada rayo; lo nuestro… quiero decir, lo mío más lo tuyo no es más eso, es la parte del alma a la que nos da acceso. Vengo a preguntarte si estás bien, si vas a estarlo, si te acordás también de todos los llantos de risa ... sobre todo de la parte de la risa. Esto es mirarte, darme cuenta de lo que era antes, y si estás bien y no me necesitás para seguir, yo por mí puedo y eso me deja dormir. Si alguna vez se te ocurre algo nuevo para hacer y si yo estoy seguro de que no vengo por el poder y esta vez quizá vos también habites en mí y a lo último, tras todo el derrumbe poner así el primer ladrillo suavemente para no doler, y esta vez serías feliz vos misma sin volver a perder, sin tomar yo de tu carne y moldear la plenitud, y vos podrías frenarme si vuelvo a algún capricho y vos supiste entenderme cuando nadie más lo hizo- Perdón. Ya sé que aún no estoy listo, que el tiempo tiene que penetrar en este ocaso; de hecho, escribiendo me hice un poco pedazos. Y si sale bien algo, podríamos ser amigos, y si sale bien todo quizá entendamos la ausencia, y ese sería el caso de tu sonrisa y la mía en partes diferentes sin saber nunca que existen. Y en la chance ínfima de que nos movilice la misma sintonía y no los polos chocantes vos hablame, y si la suerte es tan perseverante ¿Podemos ser felices sin dejar de ser reales? (... iguales... sin que importe... sin que importe lo que pase...)